El pueblo dice nunca más a las declaraciones de Alejandro Sanz sobre Latinoamérica
EFE, Miami
Rodeado de una rigurosa protección, el cantante español Alejandro Sanz testificó ayer durante cinco horas en el caso de una presunta extorsión de dos de sus ex empleados, después de que los abogados defensores exigiesen durante meses que declarasen.
Sanz prestó declaración a puerta cerrada en la sede de la Fiscalía Estatal de Miami sobre diversos aspectos que no fueron divulgados ni por los abogados de los acusados, ni por los fiscales encargados del caso.
"Tal como fue ordenado por la jueza él dio su declaración jurada alrededor del mediodía. No se permitió que la prensa tuviera acceso a él para que no fuera maltratado por los periodistas o cualquier otra persona", dijo el fiscal Michael Von Zamfit.
Pese a que en las afueras de la Fiscalía había una veintena de medios de comunicación apostados en las dos entradas del edificio, ninguno de los periodistas logró ver a Sanz entrar o salir.
Von Zamfit reveló que hicieron arreglos con un investigador privado de la Fiscalía para que trasladara a Sanz y aseguró: "No es un trato especial, hacemos esto con otras personas todo el tiempo".
El fiscal dijo que desconoce cuántas preguntas se le formularon al intérprete de "Corazón partío".
Dos ex trabajadores del cantante, Carlos González y Sylvia Helena Alzate, afrontan un cargo de extorsión por pedir, presuntamente, 500.000 dólares a Sanz para no divulgar asuntos personales del artista. "No sé si tendrá que declarar de nuevo. Si la defensa lo cita para que testifique (en el juicio), entonces deberá comparecer como testigo", dijo Von Zamfit. Durante el interrogatorio, Sanz no respondió algunas preguntas personales sobre el lugar donde vive y los nombres de algunos familiares.
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