miércoles, 27 de agosto de 2008

A propósito de un artículo sobre la Primavera de Praga



Por: Ernesto Wong Maestre

Fecha de publicación: 27/08/08


He leído recientemente un artículo sobre la llamada “Primavera de Praga” en Checoslovaquia de agosto de 1968, sobre el “estalinismo”, sobre la URSS y sobre las protestas contra “la burocracia comunista” pero aún no entiendo por qué su autor no menciona todo lo que hicieron Estados Unidos y sus aliados para ahogar las transformaciones populares en la Checoslovaquia liberada por la URSS del fascismo alemán y quizás influida demasiado tiempo por ella. O lo que hicieron los países capitalistas para acabar con la Revolución de Octubre, o para dejar a Hitler que tratara de acabar con la URSS, o las campañas imperiales que lanzaron por Radio Europa Libre para socavar y engañar a los jóvenes checos, polacos o alemanes socialistas contra las generaciones de mayores que pasaron por la 1ra y 2da Guerra Mundial.


Es más, la llamada “Primavera de Praga” fue un conflicto social entre el capitalismo y el socialismo en Checoslovaquia (un miembro del Tratado de Varsovia), al que se enfrentó el entonces Bloque Socialista para ayudar a los comunistas checoslovacos opuestos a las “modernizaciones democráticas”. Conflicto con cierta fachada de “conflicto generacional”, que fue alentado por EEUU y por las oligarquías europeas para acabar con el socialismo en Checoslovaquia y contrarrestar las profundas sacudidas sociales y juveniles del capitalismo, ya sea en el mayo francés, el Tlatelolco mexicano iniciado desde julio o en la ardiente y pujante protesta de los Panteras Negras y el Black Power en Estados Unidos de esos significativos años 1967 y 1968 cuando la juventud del mundo comienza a tomar mayor conciencia política, precisamente a raíz del asesinato del Che por la CIA en Bolivia unos meses antes. Hoy, los imperialistas usan otra denominación: “conflicto étnico”, “enfrentamiento étnico” o “limpieza étnica” para justificar sus invasiones de pueblos y sus destrucciones.


Hay que recordar que en Praga entran en 1968 las tropas el Pacto de Varsovia, integradas por soviéticos, alemanes, polacos, húngaros, búlgaros, entre otros, bajo el presupuesto de los acuerdos colectivos para defenderse del imperialismo. Tan es así que en Yugoslavia nunca entraron las tropas del Pacto de Varsovia –a pesar de sus fuerzas dirigentes de inclinaciones capitalistas- pues nunca el gobierno del Mariscal Tito firmó el Tratado, y sin embargo, a la muerte de Tito, luego Yugoslavia fue desintegrada por la injerencia y agresiones de la OTAN y de EEUU.


Estoy de acuerdo con abordar los problemas del socialismo europeo. Es necesario, pero con una visión dialéctica o al menos sistémica, de los países y del mundo, nunca metafísica.


Lo que pienso es que es muy abstracto hablar de los problemas del socialismo sin considerar en el análisis lo que hacen los capitalistas e imperialistas por destruir a los socialistas, y solamente dedicarse a cuestionar una sola parte. Ninguna unilateralidad conduce al buen juicio.


¿O es que se piensa que lo hecho por las fuerzas de la OTAN o de EEUU no tiene importancia y no debe tomarse en cuenta al momento de evaluar a Stalin, a Krushev, a Mao o a Breznehev? Por esa vía de la exagerada abstracción (al plantear el asunto del socialismo como resultado único de la pugna interna) se pudieran hacer críticas infundadas al socialismo cubano sin considerar el impacto del bloqueo de EEUU o se podría criticar falazmente la construcción del socialismo del Comandante Hugo Chávez junto al pueblo bolivariano, analizándolo todo como resultado de su gestión y de sus posibles errores, lo cual es epistemológicamente erróneo. Es decir, hasta se podría analizar la gestión de nuestros padres y criticarlos por no habernos dado palacios grandes por casa, o por no habernos comprado grandes autos o motos Haley Davidson, o por no habernos pagado vacaciones en Europa, sin considerar sus reales posibilidades económicas, o criticarlos ahora por habernos gritado o dado unos pescozones por lo que hacíamos mal hecho. Es algo parecido lo que hacen esos “analistas unilaterales”, diría Mao.


Fíjese si se es víctima de la visión eurocentrista o monroista que al analizar los acuerdos de Yalta o Postdam 1944-1945 no se hace reconociendo que son los gobernantes capitalistas monopolistas los que ceden ante la fuerza del socialismo de la URSS y aceptan el reto y van a verse con Stalin para acordar como “vencer” al fascismo alemán, japonés, italiano y español. Stalin también aprovechó el desenlace militar para darle paz a su complejo de pueblos y etnias enfrascado en una guerra de casi cinco largos años. No hay que olvidar que Estados Unidos no entro efectivamente a la 2da Guerra Mundial sino avanzado el año 1943, cuando observó la derrota de los alemanes en Stalingrado, a principios de ese año, en que los soviéticos apresan a 200 mil alemanes invasores.

Hay que recordar que luego de las conversaciones tripartitas (URSS, Gran Bretaña y EEUU) de Yalta, Teherán y Postdam es que se produce en 1945 la creación de la Organización de las Naciones Unidas, ONU. Y no hay dudas de que fue como consecuencia de la pujanza del socialismo soviético y la necesidad del imperialismo yanqui expansionista de comprometer internacionalmente a Stalin en una política de buscar cierto respeto mutuo a las cercanas áreas geográficas estratégicas de ambas potencias.


Lo anterior es tan cierto que podríamos preguntarnos ¿qué ocurrió en los años 90 con la ONU cuando EEUU y los europeos vieron desintegrarse la URSS? Casi desaparece la ONU como órgano efectivo. ¿Qué ha pasado en los últimos cinco años con la ONU? Ha vuelto a recobrar fuerza porque hay un contrapeso importante en China y en Rusia a las apetencias imperiales y también una posibilidad estadounidense en parar a China y Rusia en acciones allende sus fronteras. ¿Qué ha ocurrido en el Consejo de Seguridad en los últimos cinco años respecto a Irán, a Corea del Norte, a Kosovo o las Osetias?.


Además de ello, no veo porqué ni se menciona en ese artículo todo lo que hizo EEUU y la OTAN contra la Yugoslavia de Tito, contra Irak o contra Afganistán, precisamente cuando no encontraron resistencia de poder como era cuando la URSS existía. Lo hecho por las fuerzas militares estadounidenses en esos países ha sido varios millones de veces verdaderamente nocivo y antihumano en comparación con aquellos tanquecitos soviéticos que entraron en Praga –sin provocar muertes- para detener una escalada contrarrevolucionaria financiada desde fuera, aunque apoyada en hechos realmente deporables que no calificaban la justificación del regreso al sistema capitalista o al sistema de nobleza monárquica. ¿No se da cuenta de que aquellos tanques soviéticos impidieron que luego murieran miles de personas a causa de las apetencias imperiales como ocurrió luego con la desintegración de Yugoslavia?.


Es posible que desde el punto de vista externo esa acción soviética de apoyo al socialismo pudo haber sido distinta, no militar, más solidaria políticamente, pero luego de haber perdido 20 millones de vidas a manos el fascismo hitleriano, los decisores soviéticos y los líderes checos prosoviéticos pensaron que la vía más expedita era la intervención armada al estilo de la 2da Guerra Mundial, la cual anteriormente –veinte años antes- había impedido que los alemanes hitlerianos continuaran enviando a los checos a los campos de concentración. Más claro ni el agua. Se impone el análisis histórico-concreto. ¿Cuántos cientos de miles de personas no han muerto en la última década por haberse impuesto en la exEuropa socialista el camino capitalista?


Es necesario analizar más profundamente todo esto. Los ex países socialistas son los únicos que, en el mundo, sus gobiernos han pasado de un sistema social a otro sin el uso de la fuerza. En realidad la fuerza represora llegó después de parte de la OTAN y de EEUU para culminar la tarea de desintegrar al socialismo, exacerbar los “sentimientos étnicos” y es cuando se produjeron las miles de víctimas.


Si los rusos no hubieran parado a los georgianos proimperiales hace unos días, Osetia del Sur fuera todo un cementerio. Si los soviéticos ayer hubieran continuado apoyando a las fuerzas de izquierda en Afganistán en los 80, hoy ese país no tuviera los casi un millón de muertos que han ocasionado EEUU en ese país. Si los chinos de Mao no hubieran ayudado a los coreanos o a los vietnamitas, hoy esos países fueran colonias de EEUU. Si las tropas especiales de las FAR de Cuba no hubieran ayudado a los patriotas angolanos en 1975 y hasta 1988, no se hubiera eliminado el apartheid, ni hubiera salido Mandela de la cárcel. Los muertos a manos de los racistas sudafricanos seguirían siendo cientos de miles. ¿O no?


¿O es que la vida humana no tiene valor o no es una variable importante al analizarse los asuntos políticos? . A mi criterio ella es decisivamente imprescindible. Eso es ser socialista. Mientras que se es imperialista cuando se trata de usar las nuevas generaciones en contra las generaciones más adultas, incluso para la guerra entre ellas o para clamar por invasores externos con intereses dominadores e históricamente agresivos contra los pueblos y a costa de la soberanía y la independencia de la Patria, tal y como hace el hoy gobierno de la Checoslovaquia capitalista, aliada incondicional de Bush y sus secuaces, o los separatistas cruceños en el altiplano boliviano por oponerse a Evo Morales o el propio Presidente de Georgia, Mijaíl Saakashvili, al viejo estilo de William Walker en Centroamérica o del primer Presidente de Cuba, Tomás Estrada Palma, a favor de Estados Unidos.


En la esencia del asunto siempre estuvo el hecho de que los camaradas soviéticos o comunistas en los gobiernos, perdieron el rumbo en ese tortuoso camino del poder sin darle la necesaria confianza –sea en la URSS, en la RDA, en Checoslovaquia o en Polonia- a las generaciones de jóvenes, esa “arcilla fundamental de nuestra obra”, las únicas que como segmento poblacional de significativo peso, siempre portan con ímpetu, astucia y valentía creativa, el ideal revolucionario. Precisamente por este factor es que el Che merecerá siempre ser, por los siglos de los siglos, la bandera más insigne de las revoluciones socialistas del presente y de los próximos siglos, y junto a él, todo aquel líder que siga su estrategia de construcción del socialismo.

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