viernes, 8 de febrero de 2008

Dimitrov, gestor de la unidad popular

Por Carlos Sánchez Ramos

Bogotá, febrero 7 (Semanario Voz). Volver una y otra vez sobre los escritos de Jorge Dimitrov es un ejercicio necesario para cuantos deseen que el movimiento unitario de las masas trabajadoras derrote las dictaduras que se aproximan al fascismo o se han identificado definitivamente con él. Pensador y dirigente efectivo del marxismo, hizo de la organización del Frente Único el arma decisiva de la lucha revolucionaria.

Señalando el contagio que cunde en las masas con los detritus de la descomposición del capitalismo, indicó que “debemos librar una amplia lucha ideológica, basada en una argumentación clara y popular y en un método certero”. Ello sin perder de vista “la vieja verdad científica de que la existencia social determina el pensamiento” y mostrando en consecuencia cómo el ideario que rige entre de los dominadores y el que caracteriza a los proletarios tienen su raíz en las condiciones de la vida real.

El Frente Único

Dimitrov pedía denunciar los efectos desastrosos que acarrea la política de colaboración de clases, predicada por los dirigentes de la social democracia. Queriéndolo o no, buscaban ellos facilitar el triunfo de la dominación burguesa como una opción preferible, ya porque creían en la superioridad del sistema capitalista, ya porque suponían que sus calamidades eran subsanables y en consecuencia la revolución era innecesaria. Sin embargo, el dolor de los antifascistas “en las mazmorras de los cuarteles y en los campos de concentración revelaban palpablemente a las masas a dónde había conducido el juego escisionista y reaccionario de los jefes de la social democracia”.

Por el contrario, “el frente único del trabajo era necesario para asegurar el pan, la vida, la libertad y el futuro del pueblo trabajador”. Los comunistas y todos los obreros revolucionarios debían esforzarse por crear órganos de clase del frente único “en las empresas, entre los desocupados, en los barrios obreros, entre la gente modesta de la ciudad y del campo. Solo estos órganos, mediante el movimiento de frente único, podían abarcar las enormes masas no organizadas de los trabajadores: podían contribuir a desarrollar la iniciativa de las masas en la lucha contra la ofensiva del capital, contra el fascismo y la reacción; crear sobre esa base el extenso campo de activistas obreros del frente único; formar en los países capitalistas, cientos y miles de bolcheviques, de obreros, campesinos, profesionales, artistas, hombres y mujeres.

En el proceso de constitución del Frente Único, pide Dimitrov dar prelación a la unidad sindical, en cada país y en el plano internacional. Abogamos, decía, por un sindicato único en cada rama de producción, por Centrales internacionales únicas por industrias, por una Internacional sindical única sobre la base de la lucha de clases”.

Por fuerte y lenta que fuera la reacción, teníamos que advertir que, por ciertos aspectos, el fascismo demostraba que en el interior del capitalismo había una debilidad muy honda; daba a entender que la burguesía era ya incapaz de hacerle frente al proletariado por las vías y con las armas usuales de la democracia liberal. “La subida del fascismo al poder no es un simple cambio de un gobierno burgués por otro, sino la sustitución de una forma estatal de dominación de clase de la burguesía ? la democracia burguesa ? por otra, por la dictadura terrorista abierta”. Tal sustitución venía exigida por el nivel alcanzado por la confrontación de clases. El capitalismo necesitaba el fascismo “para descargar todo el peso de la crisis sobre las espaldas de los trabajadores”; para “resolver el problema de los mercados, mediante la esclavización de los pueblos débiles, mediante el aumento de la presión colonial y un nuevo reparto del mundo”, “por el aplastamiento del movimiento revolucionario”. Había llegado un momento en que la burguesía no tenía otro recurso que establecer el fascismo para salvar su poder y su riqueza, establecer “la dictadura terrorista abierta de los elementos más reaccionarios, más chovinistas y más imperialistas del capital financiero”.

El Frente de la Patria

En julio de 1942 se creó el Frente de la Patria, otra forma de unidad más ajustada a las necesidades del proletariado de Bulgaria. El 9 de septiembre de 1944 se produjo el levantamiento de los búlgaros que borró del mapa el gobierno burgués y abrió paso al poder popular. Dimitrov observando que no era posible consagrar los derechos de los trabajadores, mientras se mantuviera el poder del capitalismo, combatió, por una parte, a quienes no penetraban en la esencia de la lucha de clases y, por otra, a quienes querían acelerar de inmediato las transformaciones revolucionarias. Expulsado el invasor hitleriano y siguiendo las ideas de Lenin, impulsó ante todo la unión obrera con el campesinado. En 1946 se proclamó la república y Dimitrov coronó con el triunfo sus largos períodos de lucha al asumir el poder al lado de otras cabezas de la coalición democrática.

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