Esta semana, cinco nuevos congresistas fueron vinculados a la “parapolítica”, entre ellos el célebre senador Ciro Ramírez, ex presidente de la Dirección Nacional Conservadora y promotor de la primera y segunda reelección del presidente Álvaro Uribe Vélez. A Ramírez lo identifica uno de los paramilitares postulados a los beneficios de la ley de justicia y paz con pelos y señales de tener vínculos con paramilitares y narcotraficantes en el departamento de Boyacá.
Es el segundo ex presidente del Partido Conservador en la cárcel y vinculado a la “parapolítica”, pues en la penitenciaría La Picota de Bogotá se encuentra el senador Luis Humberto Gómez Gallo, también ex presidente del Senado de la República con el aval de Uribe Vélez. Entre tanto, el ministro del Interior, Carlos Holguín Sardi, guarda silencio como si los ratones le hubieran comido la lengua ante el escándalo de su partido, carcomido por el narcotráfico y el paramilitarismo. Aún así, los conservadores, fieles uribistas, reclaman para sí el derecho a la candidatura presidencial oficialista en 2010.
Otros de los “parapolíticos” son Dixon Tabasco, Enrique Emilio Angel y Pompilio Avendaño, representantes a la cámara de los partidos uribistas, completando así la cifra de más de 60 congresistas vinculados al paramilitarismo y al narcotráfico. Esta es la “democracia” colombiana de la cual se ufanan los voceros gubernamentales en el exterior, donde son recibidos con reserva aunque sin la franqueza suficiente para reclamarles por este espectáculo grotesco de haber metido al país en el infierno de la guerra, mientras por el otro lado colaboran, cohonestan y se sirven de las “AUC”, monstruo de varias cabezas que ha cometido los peores crímenes de lesa humanidad a lo largo del conflicto.
Esta situación deja sin argumentos al gobierno colombiano y a quienes lo sostienen en el exterior. ¿De qué legitimidad se precia un Gobierno, que tiene a 60 de sus congresistas y a varios de sus funcionarios, entre ellos al ex director del DAS, tras las rejas y acusados de paramilitarismo y narcotráfico? Esto desdice mucho de los gobiernos europeos, de la Unión Europea y de las Naciones Unidas, que le dan respaldo a un gobierno de delincuentes y atarbanes. Para no hablar de la OEA que es un basurero interamericano como lo acaba de calificar el comandante Fidel Castro.
No hay argumentos en el país y en el exterior para reconocerle la legitimidad a un Gobierno de atributos degradantes.
Dentro de los últimos congresistas capturados figura el representante conservador Luis Fernando Almario, señalado de haber colaborado con las FARC en el asesinato de la familia Turbay Cote en Caquetá. Por esta razón ya estuvo detenido y absuelto, aunque lo volverán a juzgar
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